El título de este artículo es una pregunta que lleva años rondando en mi mente y que hoy, al cumplirse 179 años de aquel día glorioso de nuestra historia, quiero compartirla con mis compatriotas dominicanos junto con una breve reflexión y una solución.
Si el General Juan Pablo Duarte y Díez es considerado Padre de la Patria y Fundador de la República Dominicana, ¿por qué el día 15 de marzo no es un Día de Fiesta Nacional si en 1844 lo fue? La respuesta es simple; por desconocimiento, pero la solución no lo es, ya que tenemos que difundir la importancia de este día para que tanto la población como nuestros gobernantes, lo entiendan y procedan a reconocer y declarar este día como una efeméride patria, veamos…
Recordemos que Duarte quien organizó y encauzó las fuerzas vivas de la colonia de Santo Domingo para dirigirlas hacia la independencia pura y simple, contrario a lo que planteaban otros de independizarnos de Haití para ser un protectorado de una potencia europea, de los Estados Unidos de América o de la Gran Colombia. Fue Duarte quien diseñó la bandera nacional, quien dio nombre a nuestro país y el lema de nuestra Nación que se lee en el Escudo de Armas de la República, lo anterior está contenido en el Juramento de los Trinitarios como a continuación se describe; “implantar una República libre e independiente de toda dominación extranjera que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad.”
También fue el General Duarte quien creó La Dramática, organización teatral a través de la cual, los Trinitarios, difundieron los ideales de libertad e independencia que había traído Duarte desde Europa en su viaje de estudio. No olvidemos que fue Juan Pablo el mismo que ingresó a la Guardia Nacional haitiana como cabo hasta ascender a Coronel, junto con alguno de sus compañeros con el objetivo de obtener experiencia en las artes militares pues sabía que no bastaban las ideas para liberar a la nación dominicana del yugo haitiano.
Se puede inferir fácilmente que Juan Pablo Duarte se convirtió en el caudillo de la independencia dominicana porque actuó en varios frentes, educó, organizó, trabajó, sufrió y cuando hacían falta recursos para obtener armas y pertrechos militares, al no haber logrado obtenerlos en Venezuela, una vez en Curazao al enterarse de la muerte de su padre, escribe a su madre y hermanos, para que vendan la herencia y entregasen el dinero al Coronel Francisco del Rosario Sánchez a fin de que sea utilizado para financiar la independencia de su patria, a la vez que se compromete con su familia a trabajar para recomponer el patrimonio familiar una vez lograda la independencia nacional.
Ahora aclaremos algo que a casi todos los dominicanos les molesta ¿por qué Duarte no estuvo en la Puerta de la Misericordia el 27 de febrero de 1844 al declararse la independencia? El entonces joven Coronel Juan Pablo Duarte y Díez tuvo que salir de Santo Domingo hacia Venezuela el 2 de agosto de 1843, pues el Presidente haitiano Charles Herard había iniciado una persecución feroz al frente de un ejército para apresar a todos los Trinitarios.
El Dictador haitiano entró por Dajabon, pasó por Puerto Plata y luego a Santiago. Una vez en Santiago, la principal ciudad del Cibao, hizo prisioneros en todos los puntos de la región, entre estos al Coronel Ramón Mella, que fue localizado en Cotuí y enviado a Puerto Príncipe.
Una de las primeras medidas de Charles Herard en el orden político fue destituir a todos los dominicanos elegidos para la Constituyente el 15 de junio de 1843.
El 12 de julio llegó el dictador Herard a la ciudad de Santo Domingo e inmediatamente apostó un fuerte contingente de tropas frente a la residencia de los Duarte-Díez.
Dos días después los haitianos hicieron una fuerte redada y apresaron, entre otros a Pedro Pablo Bnilla, Juan Nepomuceno Ravelo, Félix Mercenario, Lis Betances, José María Leyba, Manuel Leguisamón, Silvano Pujols, Manuel José Machado, Norberto Linares, Gabriel José Luna, y Narciso Sanchez, quienes fueron enviados inmediatamente a Puerto Príncipe.
Diecinueve días estuvo Juan Pablo Duarte de un lado a otro escondiéndose del ejército haitiano en la pequeña ciudadela que constituía Santo Domingo porque todas las casas estaban vigiladas y más de un traidor se encontraba al acecho, deseoso de ganarse los 3,000 pesos y la charretera de coronel ofrecidos por la cabeza de Duarte.
Así es como el 2 de agosto sale Duarte junto con Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez hacia Venezuela. En Venezuela se reúne con el Presidente de la República, General Carlos Soublette para solicitarle apoyo a la independencia dominicana, aunque el Presidente venezolano promete ayudar, sus palabras no se materializan y por tanto Duarte parte hacia Curazao el 15 de diciembre de 1843 para desde allí ingresar a Santo Domingo de manera clandestina.
Ahora bien, hay dos factores que detienen a Juan Pablo Duarte en Curazao más allá del 27 de febrero, el primero; en aquellos años no había tanta disponibilidad de barcos desde Curazao hacia Santo Domingo, así que había que esperar que llegara uno dispuesto a hacer el viaje o que ya lo tuviese pautado, no es que habían rutas fijas como las hay hoy en día, es decir, embarcarse hacia Santo Domingo era un reto y más aun tomando en cuenta que los haitianos controlaban los puertos, por lo cual, Duarte sería apresado en el mismo momento en que se presentara en cualquier puerto formal de la isla. Así que la espera fue larga, muy larga y es por esto que Duarte regresa cuando la Junta Central Gubernativa, presidida por Sánchez, lo manda a buscar con el primer marino dominicano, Juan Alejandro Acosta en la goleta Leonor.
El otro factor fue la enfermedad, Duarte sufría de “calenturas” que posiblemente fuesen fiebres producto del paludismo que había sufrido anteriormente. Todo el que ha tenido fiebres de altas temperaturas sabe que eso inmoviliza al ser humano más valiente y más fuerte que haya y Duarte era un ser humano.
El Coronel Juan Pablo Duarte y Díez llega el 14 de marzo en la noche a Santo Domingo, pero es en la mañana del 15 que hace su entrada triunfal por el muelle y tan pronto puso Duarte un pie fuera de la goleta Leonor se levantó un clamor de “hosannas” en la multitud que lo aclamaba, y mientras el cañón de la Fortaleza disparaba la salva de ordenanza, el Arzobispo Portes e Infante lo abrazó y exclamó: “¡Salve, Padre de la Patria!”.
La multitud lo siguió con un estruendoso clamor hasta la Plaza de Armas, donde fue proclamado General en Jefe de los Ejércitos de la República.
Al llegar al Palacio de Gobierno, Duarte desenvainó su espada y la ofrendó a la Junta, para que ella fuese la que decidiera el destino ulterior de sus actividades. La Junta lo ascendió a General de Brigada y él acató esta voluntad en un claro ejemplo de respeto al Estado de derecho.
Luego de la ceremonia en el Palacio, Duarte salió apresuradamente hacia su casa a ver su adorada madre y a sus hermanos y hermanas, el pueblo y el ejército lo acompañaron y aquel fue el día más feliz para el General Juan Pablo Duarte, el ejército y para el pueblo dominicano.
Lamentablemente Pedro Santana y Thomas Bobadilla posteriormente hicieron imposible que Duarte dirigiera los destinos de la República que ideó y ayudó a formar.
Creo que el 15 de marzo debería ser declarado como Día del Regreso de Duarte, esto sería de gran ayuda para fortalecer el conocimiento de los dominicanos sobre la vida y obra de Duarte, sobretodo de los más jóvenes que son hoy en día quienes creen que el General Juan Pablo Duarte era un hombre débil, deprimido y melancólico, algo muy lejos de lo que fue realmente el valiente e inteligente, General Juan Pablo Duarte y Díez.
¡Que Viva el General Juan Pablo Duarte!
¡Que Viva la República Dominicana! La República que Duarte soñó